Biografía
Cuando Rosalía nació, nació con el sobrenombre de “hija de padres incógnitos”.
Su madre se llamaba doña María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía; y su padre era José Martínez Viojo, al ser sacerdote no pudo reconocer ni legitimar a su hija, aunque sí que se interesó por ella y encargó a sus hermanas que la cuidaran como si de una hija de ellas se tratara.
Doña Teresa y doña María, fueron, por tanto, quienes se hicieron cargo de ella los primeros años. La madre no se atrevió a afrontar ella sola el nacimiento de su hija, ya que en la partida de bautismo Rosalía aparece como hija de “padres incógnitos”. Es una actitud comprensible por la presión social de la época.
Rosalía se casa con Manuel Murguía en 1858 y, cuatro años más tarde, murió su madre, en 1862. Rosalía, tras este suceso, se sume en una terrible depresión. Entonces, Rosalía escribió un tomo de poesías titulado A mi madre, donde se ve el dolor y el sentimiento de soledad que ya no la abandonará nunca. Ya nada nunca más pudo llenar el hueco que dejó su madre en su vida. En su primera novela La hija del mar, Rosalía homenajea a su madre por su valor cuando dice: “Hija de un momento de perdición, su madre no tuvo siquiera para santificar su yerro aquel amor con que una madre desdichada hace respetar su desgracia ante todas las miradas, desde las más púdicas hasta las más hipócritas”.
No se sabe si Manuel le fue fiel o no, ni si eran felices o desgraciados, lo que sí se tiene es una declaración de Manuel, tras quemar las cartas que Rosalía le mandaba: “Como ya se acercan los días de la muerte, he empezado por leer y romper las cartas de aquella que tanto amé en este mundo. Fui leyéndolas y renovándose en mi corazón alegrías, tristezas, esperanzas, desengaños, pero tan llenas de uno que en realidad al hacerlas pedazos, como cosas inútiles y que a nadie importan, sentí renovarse las alegrías y dolores de otros tiempos. Verdaderamente, la vejez es un misterio, una cosa sin nombre, cuando he podido leer aquellas cartas que me hablaban de mis días pasados, sin que ni mi corazón ni mis ojos sangraran. ¿Para qué?, para qué me decían. Si hemos de vernos pronto, ya hablaremos en el más allá”.
Su marido fue el que hizo que Rosalía se dedicara a la vida literaria, pero también fue el que nos privó de la verdadera personalidad de Rosalía.
Tuvo 6 hijos. Un hecho que, aparte de la muerte de su madre, marcó su vida fue la muerte de Adriano Honorato Alejandro, que nació en 1875 y murió en 1876, tras sufrir una caída. Varios de los poemas van dedicados a él. En 1877 tuvo una hija, Valentina, que nació muerta.
Rosalía de Castro nació el 4 de febrero de 1837 en Santiago de Compostela, es denominada la figura central del Rexurdimento de la literatura gallega en el siglo XIX y, junto a Bécquer, es también la figura central del Romanticismo en España.
Cuando Rosalía nació, nació con el sobrenombre de “hija de padres incógnitos”.
Su madre se llamaba doña María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía; y su padre era José Martínez Viojo, al ser sacerdote no pudo reconocer ni legitimar a su hija, aunque sí que se interesó por ella y encargó a sus hermanas que la cuidaran como si de una hija de ellas se tratara.
Doña Teresa y doña María, fueron, por tanto, quienes se hicieron cargo de ella los primeros años. La madre no se atrevió a afrontar ella sola el nacimiento de su hija, ya que en la partida de bautismo Rosalía aparece como hija de “padres incógnitos”. Es una actitud comprensible por la presión social de la época.
La madre de Rosalía se hizo cargo de ella desde los 5 años.
Rosalía se casa con Manuel Murguía en 1858 y, cuatro años más tarde, murió su madre, en 1862. Rosalía, tras este suceso, se sume en una terrible depresión. Entonces, Rosalía escribió un tomo de poesías titulado A mi madre, donde se ve el dolor y el sentimiento de soledad que ya no la abandonará nunca. Ya nada nunca más pudo llenar el hueco que dejó su madre en su vida. En su primera novela La hija del mar, Rosalía homenajea a su madre por su valor cuando dice: “Hija de un momento de perdición, su madre no tuvo siquiera para santificar su yerro aquel amor con que una madre desdichada hace respetar su desgracia ante todas las miradas, desde las más púdicas hasta las más hipócritas”.
No se sabe si Manuel le fue fiel o no, ni si eran felices o desgraciados, lo que sí se tiene es una declaración de Manuel, tras quemar las cartas que Rosalía le mandaba: “Como ya se acercan los días de la muerte, he empezado por leer y romper las cartas de aquella que tanto amé en este mundo. Fui leyéndolas y renovándose en mi corazón alegrías, tristezas, esperanzas, desengaños, pero tan llenas de uno que en realidad al hacerlas pedazos, como cosas inútiles y que a nadie importan, sentí renovarse las alegrías y dolores de otros tiempos. Verdaderamente, la vejez es un misterio, una cosa sin nombre, cuando he podido leer aquellas cartas que me hablaban de mis días pasados, sin que ni mi corazón ni mis ojos sangraran. ¿Para qué?, para qué me decían. Si hemos de vernos pronto, ya hablaremos en el más allá”.
Su marido fue el que hizo que Rosalía se dedicara a la vida literaria, pero también fue el que nos privó de la verdadera personalidad de Rosalía.
Tuvo 6 hijos. Un hecho que, aparte de la muerte de su madre, marcó su vida fue la muerte de Adriano Honorato Alejandro, que nació en 1875 y murió en 1876, tras sufrir una caída. Varios de los poemas van dedicados a él. En 1877 tuvo una hija, Valentina, que nació muerta.
Rosalía murió de cáncer el 15 de julio de 1885 y sus últimas palabras fueron: “Abre esa ventana, que quiero ver el mar...”, cerró los ojos y murió una de las figuras más importantes de la literatura española. Un dato curioso es que Padrón, ciudad donde murió, no tenía mar.
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