En este blog se pretende ahondar más en la vida de dos de las figuras literarias más importantes de la literatura española como lo son: Bécquer y Rosalía de Castro. Dos personas que, sin saberlo en su momento, han pasado a formar parte de la historia de la poesía de España.
9 de junio de 2010
III. ROSALÍA DE CASTRO - OBRA EN VERSO
Obra
Obra en verso
Rosalía tiene en su haber poemas y novelas tanto en castellano como en gallego:
La Flor (1857)
A mi madre (1863)
Cantares gallegos (1863) (gallego)
Follas novas (1880) (gallego)
En las orillas del Sar (1884) (español)
A continuación, vamos a hablar un poco de las obras en castellano:
A mi madre
Es un conjunto de poemas dedicados a su madre. Rosalía nunca pudo superar su muerte. En estos poemas se puede contemplar la depresión en la que estaba sumida Rosalía. Aunque su madre no la reconociera en un principio, Rosalía la quería muchísimo, tanto que, tras su muerte, quería quitarse la vida, porque pensaba que no merecía morir habiendo muerto su madre.
He aquí un poema:
¡Ay, qué profunda tristeza!
¡Ay, qué terrible dolor!
¡Tendida en la negra caja
sin movimiento y sin voz,
pálida como la cera
que sus restos alumbró,
yo he visto a la pobrecita
madre de mi corazón!
Ya desde entonces no tuve
quien me prestase calor,
que el fuego que ella encendía
aterido se apagó.
Ya no tuve desde entonces
una cariñosa voz
que me dijese: ¡hija mía,
yo soy la que te parió!
¡Ay, qué profunda tristeza!
¡Ay, qué terrible dolor!...
¡Ella ha muerto y yo estoy viva!
¡Ella ha muerto y vivo yo!
Mas, ¡ay!, pájaro sin nido,
poco lo alumbrará el sol,
¡y era el pecho de mi madre
nido de mi corazón!
En las orillas del Sar
En En las orillas del Sar cambió de idioma. Sus poemas, desprovistos de cualquier esperanza, suponen un punto de partida de la lírica moderna. Rompen con las formas métricas de su tiempo y presentan unas imágenes religiosas inquietantes y muy poco tradicionales. Galicia sólo aparece episódicamente, aunque ciertas metáforas evocan realidades de su país que es preciso defender. La emoción personal ante la felicidad que nunca se consigue resume la tremenda inutilidad que implica la aspiración a la belleza sobrenatural. Algunos de sus símbolos inspirarán a Antonio Machado. Por su parte, Juan Ramón Jiménez la sitúa entre los predecesores de la revolución poética iniciada por Rubén Darío.
Temas
- La muerte: al igual que Bécquer, Rosalía escribe varios poemas hablando sobre ella. La única diferencia es que Rosalía habla de la muerte por el fallecimiento de su hijo, aquí una muestra del poema que va dedicado a su hijo:
Era apacible el día
y templado el ambiente,
y llovía, llovía
callada y mansamente;
y mientras silenciosa
lloraba yo y gemía,
mi niño, tierna rosa,
durmiendo se moría.
Al huir de este mundo,
¡qué sosiego en su frente!
Al verle yo alejarse, ¡qué borrasca en la mía!
[...]
En el cielo, en la tierra, en lo insondable
yo te hallaré y me hallarás.
No, no puede acabar lo que es eterno,
ni puede tener fin la eternidad.
Mas... es verdad, ha partido
para nunca más tornar.
Nada hay eterno para el hombre, huésped
de un día en este mundo terrenal
en donde nace, vive y al fin muere,
cual todo nace, vive y muere acá.
- Pesimismo: para ella el mundo exterior sólo se hace presente para recordarle su soledad y aflicción. La raíz de tal sufrimiento suele ser el choque entre los sueños y la realidad.
[...]
Frío y calor, otoño y primavera,
¿dónde..., dónde se encuentra la alegría?
Hermosas son las estaciones todas
para el mortal que en sí guarda la dicha;
mas para el alma desolada y huérfana
no hay estación risueña ni propicia.
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